«Los arquitectos no inventan nada, solo transforman la realidad» Álvaro Siza.
Es la perfecta descripción de la increíble transformación que sufre este antiguo granero y que logra convertirse en un acogedor hogar familiar, se encuentra ubicado en la preciosa región francesa de la Borgoña y el proyecto es obra de la diseñadora de interiores Joséphine Gintzburger.
La renovación de este lugar se ha basado en la utilización de materiales naturales como la madera para las espectaculares vigas o el cemento pulido en el suelo del piso principal y la isla de la cocina, el uso de dichos materiales permite mantener el carácter del granero.
Todas las estancias de la casa disfrutan de una gran claridad gracias a los grandes ventanales, la elevada altura de sus techos y el blanco impoluto presente en todas las paredes de la casa.
Una de las piezas del mobiliario que más me ha impactado es la mesa de comedor, se compone de unos tableros de madera maciza natural y desgastada, con un aire rústico espectacular.
También cabe destacar las lámparas de araña que se encuentran en muchas de las estancias donde la diseñadora logra una unión perfecta entre los estilos chic y rústico.
Imágenes