El origen de esta tendencia nace a principios del siglo XX, en las casas con pocos recursos les resultaba mucho más económico dejar los ladrillos a la vista. No obstante, hoy en día este uso decorativo combina a la perfección con los estilos rústico e industrial, aportando personalidad a cualquier estancia de la casa ya que permite dar un toque elegante, romántico y cálido.
Las paredes de ladrillo en color natural, tienden a absorber la luz, por tanto, podemos optar por pintarlos o combinarlos con colores claros como los grises o blancos.
A continuación podemos observar varios ejemplos: